De todos los juegos que podemos experimentar con nuestros loros; es escasa la importancia que se le conceden a aquellos que se desarrollan sin contacto entre el cuidador y el animal.
Según la circunstancia en que nos encontremos -y se encuentre el animal-, los juegos sin contacto pueden ser tan o más beneficiosos en nuestra relación con el loro de lo que pueda serlo un acercamiento físico.
En loros salvajes que han pasado su vida en una tienda o voladera, no demasiado acostumbrados al contacto humano, aquellos que han sido vendidos y acaban de experimentar un cambio de dueño, o si se encuentran en una etapa especialmente irritante. Incluso para aquellos que de carácter son quisquillosos y no gustan de caricias, o en aquellos momentos del día en que el cuidador no tiene tiempo más que para tomar un café. En todos estos casos, la lista de juegos sin contactos que se detalla a continuación, resultará muy efectiva.
No olvidemos que los loros son animales de gran intelecto.
Algunas especies de loros grandes poseen la misma capacidad intelectual que un niño de tres años; lo cual no es nada denostable. Debe tenerse en cuenta que entienden y relacionan conceptos con más acierto de lo que podamos sospechar.
Es por ello que estos juegos les resultan curiosos, divertidos y desafiantes. Lo entienden de este modo, y participan de ellos.
A continuación, se desarrollarán varios juegos que se pueden llevar a cabo con un loro, con diferentes niveles de dificultad, en los que prima un único factor; el juego se produce sin contacto entre el ave y el cuidador.
Juego:Imitación
Explicación: El loro gusta de formar parte en todas aquellas actividades sociales de su bandada; y si el líder humano -o un miembro de su bandada- le propone jugar y divertirse, el loro estará encantado.
Desarrollo del juego: El cuidador se sitúa a una distancia prudencial de la jaula para que el ave pueda verlo bien, ni demasiado cerca ni demasiado lejos. Cuando se asegure de haber captado la atención del loro, lo animará haciendo un gesto que esperará a ser imitado por el animal. Los gestos que realice el cuidador no pueden ser movimientos "humanos", sino que se debe pensar en la fisionomía del animal, y la clase de movimientos que pueden realizar.
Algunos gestos válidos pueden ser asentir o negar con la cabeza, agacharse y levantarse ligeramente y de manera repetida (movimiento de baile del loro), agitar los brazos en el aire como si quisiéramos despegar en vuelo (no moverlos demasiado deprisa, o se puede asustar al animal). Levantar un "ala" o la otra, una pierna, dar una vuelta sobre el propio eje, torcernos hacia un lado, etc.
Juego: El Bailarín
Explicación: Los loros disfrutan enormemente de cualquier tipo de ruido, entre ellos, la música. Se pueden probar diferentes tipos de música para ver las reacciones del animal ante cada una de ellas. Dependiendo del tipo de música, las bases serán más graves, más rítmicas o más suaves, y pueden resultarle más agradables o atractivas.
Desarrollo del juego: Elegir algún tipo de música. Antes de hacerla sonar, el cuidador debe preguntarle al animal si le apetece escuchar música, y explicarle algo sobre la pieza que van a escuchar "Éste que voy a poner es Michael Jackson. Murió bastante joven, pero era considerado el Rey del Pop, y nunca mejor dicho. Ahora verás por qué". Es importante este ritual mientras se elige la música o se está poniendo el CD, ya que un sonido fuerte y repentino, asusta a los loros. Sin embargo, es el tono de voz de su cuidador, calmado o interesado, lo que les hará mostrarse tranquilos ante cualquier sonido que sobrevenga. Entenderán que está todo bajo control, si ven que su líder se muestra sosegado.
Cuando la música esté sonando al volumen deseado, el cuidador se situará a una distancia prudencial de la jaula y animará al animal a bailar moviéndose de un lado a otro, siguiendo el ritmo de la música. Puede reforzarlo positivamente si inicia algún movimiento ligero, en pos de invitarlo a continuar con el baile. En todo momento, el tono de voz y el lenguaje corporal del líder es lo que le indicará al loro si está contento y le gusta cómo él se comporta.
En loros tímidos, o poco acostumbrados, quizá costará al principio. Pero tras varias repeticiones en días alternados, con casi toda probabilidad el animal considerará este rito como un acto social, del que su dueño disfruta, y se animará a participar con él.
Juego: Risoterapia
Explicación: El ruido es siempre bienvenido por los loros, que no dudarán ni tardarán en unirse al jolgorio de una buena fiesta de gritos. En su naturaleza, tienen que comunicarse en enormes distancias selváticas, por lo que acostumbran a que los miembros de su bandada chillen atronadoramente con sus poderosas voces. Todo lo expresan a gritos.
¿Has visto alguna vez un loro feliz? ¿No es lo más escandaloso que escuchaste nunca?
Desarrollo del juego: El cuidador debe empezar el juego dejándose ver, a una buena distancia de la jaula. Llamará la atención del loro y cuando se haya asegurado de captarla con frases amistosas, alzará un poco la voz y dirá "HA".
El cuidador no debe esperar a que el loro lo repita, para alzar más la voz y gritar "HAHA".
Seguramente para aquellas alturas el loro esté muy concentrado en su cuidador, aunque desconcertado si es la primera vez que juegan. Por eso, el cuidador debe animar al animal con frases como: "Vamos, tú también puedes, es divertido", y acto seguido alzar la voz y gritar de nuevo "HAHAHA". Se incentivará al loro a imitar una risa. Cuando el ave comprenda la esencia del juego, y entienda que su cuidador quiere que grite (¡cuando normalmente no es asi!), estará encantado de participar.
Este es un gran ejercicio desestresante para el cuidador y para el loro; libérese de la vergüenza y déjese llevar por una competición para ver quién hace más ruido.
Si el cuidador no se siente cómodo con el juego, probablemente el loro tampoco.
Juego: Psicólogo parlanchín
Explicación: Los loros poseen una capacidad magistral para imitar sonidos, sobretodos aquellos de las especies más grandes. Dada su necesidad de adaptarse a la bandada, el loro se esforzará en aprender los sonidos que le rodean, en especial aquellos que proceden de sus compañeros humanos, o del líder. En el caso de loros pequeños como agapornis o ninfas, es más sencillo que aprendan silbidos o sonidos con la garganta ("el sonido k") que palabras.
Desarrollo del juego: Probablemente, si el cuidador se pasa diez horas al día repitiéndole una frase o una palabra al loro, éste acabará por aprenderla. Pero eso no es un juego, ni es divertido. Por lo que este juego se debe realizar en un momento determinado del día, y no tan a menudo que resulte aburrido.
El cuidador se sitúa cerca de la jaula, de modo que el loro pueda apreciar bien su cara y escucharle bien.
Todo lo que el cuidador tiene que hacer es captar la atención de su loro (asegurándose de que es un buen momento. Por ejemplo, que el animal no pretenda dormir la siesta o esté comiendo, o jugando con cualquier otra cosa). Dedicar quince o veinte minutos al día a hablar con el loro seriamente, de "tú a tú" es muy importante para la relación entre ambos.
Y no importa el contenido de nuestras palabras, sino el tono amoroso de nuestra voz.
Podemos contarle qué tal nos ha ido en el trabajo, que vamos a comprarnos una bicicleta el próximo mes o que tenemos pensado cenar ensalada.
Es probable que si el loro se encuentra en un estado lo suficientemente receptivo, ahuecará las plumas. Si el ave hace esto, es un estupendo momento para enseñarle palabras. Elija una palabra y pronúnciela en tono medio o bajo (usar un tono estridente los altera y los pone eufóricos, pero en este ejercicio se busca la relajación del animal). Espere la reacción del loro con algunos segundos de silencio, y repítala.
Probablemente en la primera sesión no se obtendrán resultados visibles, pero aun más importante que el hecho de aprender palabras, es conseguir conectar con su ave y que ésta lo escuche atentamente.
Juego: Cucu-Trá
Explicación: Poner a prueba el intelecto del loro es siempre bien recibido, pues son criaturas sumamente curiosas, que gustan de aprender e investigar.
Desarrollo del juego: El cuidador se sitúa cerca de la jaula, de modo que el loro pueda verle bien, aproximadamente desde la cintura para arriba. Muy importante que el loro tenga buena visibilidad de la cara del cuidador.
El cuidador captará la atención del loro proponiéndole un juego, con tono animado "Malky, vamos a jugar a un juego nuevo, a ver si sabes de qué se trata".
Acto seguido, se cubrirá muy despacio la cara con una tela (un trapo, una camiseta, una toalla, cualquier cosa) y gritará CUCU... TRÁ!
Cuando el cuidador diga TRÁ, debe descubrirse la cara, y repetir este proceso varias veces, espaciando cada vez más el tiempo entre el "Cucu" y el "Trá".
Llegará un momento en que el cuidador dirá Trá y esperará a que el loro lo repita para descubrirse la cara, y no antes. De este modo, con las sesiones iremos acomodando al loro a decir TRÁ.
Cuando el cuidador diga CUCU, el loro deberá responder TRÁ, y sólo entonces el cuidador se destapará la cara, sonriente y felicitándole por el trabajo.
Juego: El escondite
Explicación: En este juego se trata de poner a prueba el oído, la orientación y el lazo afectivo del loro con respecto de su dueño, haciendo uso del clásico juego del "escondite".
Desarrollo del juego: El juego se produce fuera de la jaula. Una vez el cuidador haya sacado al loro o lo haya dejado libre en una habitación -siempre hablándole con voz serena y optimista-, se retirará a cualquier otra parte de la casa -la cocina, un dormitorio, la sala de estar, etc. Atención: es muy importante haber cerrado previamente todas las ventanas de la casa, sin excepción, para evitar que el ave pueda escaparse.
Desde la sala en la que se encuentre el cuidador, va a llamar con un silbido o por su nombre a su loro. Al principio, el loro le responderá, pero tras varios intentos -o sesiones- el animal lo buscará por toda la casa, guiándose de su oído, hasta encontrarlo.
En ese momento en que el loro le encuentre, el cuidador debe reforzarlo positivamente -con una chuchería, una caricia o con palabras bonitas-, y dejarlo en esta nueva habitación, para empezar el juego otra vez.
Desde La Madriguera del Gatopornis os animamos a probar estos juegos con vuestros compañeros alados y a contarnos los resultados en los comentarios.
¿Tenéis algún otro juego sin contacto que os guste practicar con vuestro loro?
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[Este artículo puede ser ampliado con nuevos juegos en cualquier momento].