martes, 30 de septiembre de 2014

Artículo 1: La importancia del juego en los loros



La importancia del juego.

En su estado salvaje, el loro vive en una bandada de gran multitud de miembros, enriquecido por el contacto social constante, y el 90% de su tiempo y energía diarios, son invertidos en la búsqueda de alimento con el que subsistir.
En el hábitat doméstico, solventado por los humanos el problema de la búsqueda de alimento, el loro dispone de una gran reserva de energía que, de no ser apropiadamente encauzada, se puede convertir en fuente de frustración, acabando por generar estrés. A su vez, el estrés puede derivar en problemas de salud como el picaje, falta de autoestima, depresión, etc.

El juego y el entrenamiento son las mejores formas de reconducir positivamente la energía de un loro doméstico, de manera que se sienta pleno, y feliz.


Los tipos de juego.

Los loros son animales de gran intelecto, que disfrutan enormemente de los juegos que ponen a prueba sus capacidades. 

A groso modo, se pueden dividir los juegos que disfrutan las psitácidas en dos grupos:
-Juegos orientados al desarrollo psíquico o intelectual.
-Juegos orientados al desarrollo físico o motor.


  • Juegos orientados al desarrollo psíquico o intelectual.
    Aquellos juegos o entrenamientos con los cuales estamos favoreciendo el enriquecimiento intelectual, psíquico o incluso afectivo del animal. Aprender palabras, resolver puzzles, encontrar premios ocultos, etc.
  • Juegos orientados al desarrollo físico o motor.
    Estos juegos promueven el desarrollo de cierta capacidad física o motriz. Escalada, vuelo, romper cosas, bailar, etc.

Un loro necesita de ambos tipos de juego para desarrollarse plenamente feliz. No es suficiente con incentivar las capacidades intelectuales del loro si, por ejemplo, nunca sale de la jaula o no dispone de espacios para ejercitar su musculatura.
Igualmente; de poco nos servirá un aviario donde el loro pueda volar, pero que no disponga de ningún tipo de atención por nuestra parte.


El juego como  puente para relacionarnos con nuestro loro. 

El loro necesita del juego tanto como su dueño.
El juego es un modo rápido, sencillo y eficaz de comunicación con nuestro ave. 
Las aves aprenden a interpretar el lenguaje no verbal de los humanos, antes que las señales verbales, por lo que compartir juego y/o entrenamiento con nuestro loro será la forma más directa para dejarnos conocer, intimar con nuestro amigo.
A través del juego, el loro no sólo va a sentirse estimulado, sino querido, integrado en la bandada, y preparado para estrechar vínculos con su cuidador. 
De la experiencia de juego compartido nace la confianza del ave en su dueño, y viceversa. Nos permitirá conocer a nuestro loro; saber qué cosas le intrigan o le asustan, le gustan o le causan rechazo.

Un loro jamás desarollará un vínculo afectivo hacia una persona con la que no comparta juegos de ningún tipo.


La hora adecuada del juego

Acerca de cuántas horas al día es necesario sacar a un loro a jugar; o cuándo están más dispuestos los animales para ello, hay muchas y muy variadas opiniones.
En general, es preferible que cada cuidador conozca a su ave lo suficiente, y juntos acomoden un plan de juego que dependerá sobretodo del horario de trabajo y los quehaceres del cuidador. Hay aves que se acostumbran a pasar muchas horas fuera, y hay otras que debido a su rutina, si un día se sacan más de media hora se cansan.

Es comúnmente extendida la idea de que durante el día, los loros están más preparados para realizar juegos o actividades de carácter físico (si bien esto no quiere decir que no se pueda jugar a otros juegos no físicos), mientras que por la noche, aprende con más facilidad. Es el mejor momento del día para enseñarle palabras, silbidos, o gestos que no requieran demasiado esfuerzo.

Sería oportuno e interesante, que el dueño del ave sepa encontrar equilibrio entre ambos tipos de juego y pueda sacar partido a las capacidades de su loro.

Sin duda, el loro hará lo propio con su dueño.


El Gatopornis

sábado, 27 de septiembre de 2014

Fabricar una escalera. 2



Para fabricar este juguete, el Gatopornis utilizó:

  • Una percha de plástico redonda y hueca. Las traen algunas jaulas, o puedes adquirirla en las tiendas para animales o bazares por menos de 1€.

  • Un par de cordones de algodón de zapatos. Puedes reciclar unos viejos, o adquirirlos en un bazar por menos de 1€.

  • Algunas cuentas de madera o plástico (opcionales).

Fabricación:

1.  Corta el tubo en tres o cuatro partes iguales, dependiendo de lo larga que quieras que sea tu escalera.


2. Anuda dos de los extremos del cordón, dejando los otros dos libres.

3. Toma uno de los extremos sueltos y mételo por el peldaño de la escalera que estará abajo del todo, y procura que el nudo quede más o menos en la mitad del tubo. Dispón el resto de los tubos formando la escalera sobre la mesa, y entre tubo y tubo, coloca una pequeña bolita de madera o plástico. Este orden facilitará la fabricación del juguete.

4. Elige uno de los extremos de la cuerda para empezar a trenzar. Se debe seguir el siguiente orden: Bolita + Nudo + Tubo. Esta serie se repetirá hasta el final de la escalera.

5. El cordón se debe ir ensartando por los tubos siguiendo un orden en zig zag, como muestra la foto. No olvidar respetar la serie Bolita + Nudo + Tubo. Después, repetir el proceso en orden inverso con el otro cordón.

Consejo: procura que los nudos guarden una distancia similar para evitar que la escalera se tuerza.

6. Colgar el juguete con ayuda de una anilla para llavero, mosquetón, o un cordón.

7. ¡Ya está listo para jugar!